viernes, 31 de enero de 2014

Imperfección, Capitulo 1

Capitulo 1

Desperté, estaba cansada a pesar de las ocho horas que dormí. En casa había más silencio del habitual, como cuando te despiertas de madrugada, y hasta el silencio es ruidoso. Me puse en pie y noté el frío del suelo como me llegaba hasta la cintura y me dirigí hacia la cocina, subí las escaleras y cuando llegue a la primera planta fuí por el camino fijándome en cada una de las habitaciones. No vi a nadie. Así que seguí caminando hasta llegar a la cocina donde estaba Madeline preparándome el desayuno. -¿Mama?- Madeline se quedó callada, durante unos largos segundo. -Ya sabes, ha ido a llevar a tu hermano y se ha ido a trabajar- dijo avergonzada. 
Lo que más me dolía no era el simple hecho de que pasara completamente de mi, sino que lo sabía y me lo esperaba cada mañana al levantarme y cada noche al acostarme. Madeline me dio el desayuno, me preparó un delicioso zumo natural, con un par de tostadas con mi mermelada favorita, de frambuesa, sabía a gloria. Volví a mi cuarto y me dispuse a recogerlo, al terminar, acabe de prepararme, cogí la mochila y me fui a por el bus.
-Adiós, Madi- dije con bastante dramatismo. Madeline se acercó y me beso la frente, -Adiós, cielo-. A veces me pregunto, porqué pudiendo tener una madre tan especial como Madi, me tocó tener a una madre tan... Creo que no hay personaje igual. Supongo que no hay remedio, y era así
:quería a Madeline como a mi propia y única madre, me crió desde pequeña, tras su depresión por el accidente que por desgracia provocó el aborto y perdida de su pequeño hijo. Ella era mi única alegría y yo la suya. Daría todo por fugarme con ella y ser felices. 
Me subí al bus y me puse al lado de mi mejor amiga Olivia, era la segunda persona en la que más podía confiar. Nos conocimos en un viaje que hicimos a Madrid cuando mi madre tuvo una conferencia de Medicina y Cirugía. Nunca discutimos ni nos enfadamos, aunque creo que se debe a la pena que le doy por mi vida tan deprimente; por eso cada vez que quedamos o nos vemos intentamos hablar de cosas buenas para esquivar el tema y evitar dramatismos de telenovela. El problema era que para ella el termino "hablar de cosas buenas" siempre incluye al estúpido de su novio, Josh. Es tan repulsivo. 
-Hola- me dijo esperando la respuesta de siempre.
Si, cada vez que intentábamos evitar la conversación sobre mi familia, y mis problemas, siempre acabamos hablándolo. Era inevitable.
-¿Ha vuelto a pasar, verdad?-
-Claro, ¿acaso lo dudabas?-
Estaba tan repetido esto, que se había convertido prácticamente en nuestro saludo.
-Bueno, venga ¡anímate que esta semana ya te haces toda una vieja!- me dijo intentando animarme.
El sábado cumplía 17 años, un número tan vulgar e insignificante para mí y tan importante para Olivia. Y todo era porque cada vez quedaba menos para sacarse el estúpido carnet de coche que tanto deseaba.
-¿Sabes? Ayer se quedó a comer David a mi casa- dijo intentando fardar de la buena relación de su novio con sus padres.
En ese momento le hubiera dicho mil y una razones por las que me importa una mierda, lo que haga con su novio, pero seguro que me hubiese echado en cara que me guarde mis enfados para la inaguantable de Rebeca.
Finalmente, llegamos a mi instituto, ese maravilloso centro, en el que entra cualquiera y que es lo más similar a un manicomio. Y para alegrarme más el día me encuentro con la persona más agradable del mundo, Rebeca. 
Rebeca era el ser más superficial, egocéntrico y desagradable del mundo. Siempre vestía con sus ropas de marca, y sus uñas pintadas cada día de un color y el mejor maquillaje que podrías ver. 
-Hombre, si hay un chico nuevo en el Insti- dijo riéndose mientras buscaba la manera de transmitirme el gran asco que me tenía con sus gestos faciales más populares, como el levantamiento espectacular de ceja.
-Siempre la misma broma ¿no?- pasé no estaba de humor para devolvérsela. 
Llegamos a clase y nos sentamos, hoy teníamos una charla sobre Nutrición y Alimentación Saludable. Siempre daban este tipo de charlas cada curso un año de drogas, otro de alcohol, otro de alimentación y por último para los mayores sobre relaciones sexuales y prevención. 
Tras una larga charla llegamos al momento en el que nos enseñaron como calcular el Índice de Masa Corporal, y como no, me preguntaron mi peso. Pensé en contestar, en mentir, en decir la verdad, en darle una mala contestación; pero finalmente bastante avergonzada dije 59 Kg. Nadie se percató de mi mentira, en realidad pesaba unas 70 Kg aunque no los aparentaba según Olivia y María, mi otra mejor amiga.
Fue un largo día, hasta que por fin llegué a casa. 
Madeline me dejo una nota: "Ana, he salido a comprar, volveré para un poco antes de la cena. Tienes tu comida en la bandeja de la encimera. Un beso, te quiero". Era tan agradable como entristecedora, ¿Que haría sola hasta la cena? Mi madre estaba en el partido de fútbol de mi hermano.
Comí rápidamente y me tumbé en el sofá aprovechando que no estaba la maniática de mi madre. Y rápidamente, como si de un pensamiento cualquiera se tratase me acordé que hoy tenía clases de Baile en la Academia de Danza del centro.
Por tanto, cogí la bolsa y salí corriendo a coger el bus. 
Cuando llegué y di la clase, con tres niñas de diez años y dos madres que preferían la marcha, que el Yoga. Cuando terminé, salí. Aún era pronto y no quería volver a casa, así que decidí ir al café que había a la vuelta de la esquina. 
Era un lugar de aspecto antiguo y algo Ventage. Había solo un camarero, y dos personas en un mesa sentadas hablando y otra en la barra alargando la poca cantidad de Whisky que le quedaba en el fondo del vaso.
Me gustaba subir a la planta de arriba, era muy solitaria y relajante, el color de las paredes eran de tonos tierra y marrones, las mesas estaban en el centro y otras pegadas a una gran cristalera, que te permitía ver totalmente la calle. Pedí un café muy caliente, ya que sabía que me iba a estar un buen rato y si no se me quedaría frío para cuando lo terminara. Subí a la planta superior, y me senté junto a una ventana. Dí dos pequeños sorbos al café, los suficientes para notar mis labios ardiendo. La lluvia descendía a lo largo del cristal, unas gotas tan despacio y otras tan lento. El sol se había escondido y la calle estaba iluminada por los colores de los semáforos y coches. Dí más sorbos al café, esta vez con una deliciosa temperatura, que calmaba mi estómago y me relajaba. 
Decidí echar un vistazo al móvil, tenía varios mensajes, unos de Olivia y María proponiéndome salir a dar una vuelta por ahí; y otros de Jorge.
Jorge es mi nov... Bueno mi ex-novio, le deje hace una semana cuando le pille liándose con una Rebeca en el baño de las chicas.
Sus mensajes decían: "Ana, siento lo ocurrido, sabes que lo eres tomo para mí, que te quiero como mi vida, lo de Beca fue el mayor error de m... 
No quise leer más, borre el mensaje directamente. Cuando miré la hora, me di cuenta de que se me había pasado el tiempo volando, era las diez de la noche, y Madeline estaría preocupada. Di los últimos sorbos al delicioso café y me fuí. Al salir noté el frío golpeándome el cuerpo, y el viento parecía intentar derribarme. Cuando llegué a casa, eran las doce de la noche, la verdad es que me lo había tomado con bastante calma. Llegue al portal y saqué las llaves, que parecían hielos. La llave y la cerradura se quedaron a unos pocos centímetros de distancia. Me quede mirando la puerta, pensando en que no quería volver, pero ¿Qué remedio? Me puse frente a la puerta de casa y con mucha cautela introduje la llave y abrí muy despacio, no quería hacer ruido, pues no me apetecía encontrarme con mi madre. Pero eso no supuso un problema, ya que cuando me dirigía a mi cuarto, me asomé cuidadosamente a la habitación de mi madre y estaba totalmente dormida. Continué hasta el cuarto de mi hermano donde estaba jugando con la Xbox. 
Mi madre, al contrario que a mí, adoraba a mi hermano. Era su vida entera, su ojito derecho. Lo tenía totalmente consentido, le compraba todo y siempre se encargaba de que estuviera cada minuto feliz.
Me asomé al despacho de mi padre, pensando que estaría trabajando en como mejorar su consulta. Mi padre era ginecólogo en su propia consulta privada. Como mi madre dedica su vida a su hijo y su trabajo, era cirujana jefa; mi padre dedicaba su vida a su consulta y el dinero.
Al entrar me percaté de que no estaba, aunque no me sorprendí llevaba cinco meses haciéndolo continuamente. A veces incluso ni aparecía hasta el día siguiente. A mi madre no le importaba. En mi opinión, aunque mis padre aún estén casado y se consideren un matrimonio, dejaron hace tiempo de ser pareja, solo que ni ellos se han dado cuenta aún. 
Madeline ya se había acostado, y me dejo la cena en un pequeño plato, una cena que sin pensarlo dos veces, ignoré. Me dirigí hacia mi cuarto, por donde tengo que bajar bastante escaleras, ya que mi habitación se encuentra en el sótano. Baje desganada y cansada y me deje caer rendida en la cama. 
Tras un cuarto de hora con los ojos cerrados, tumbada boca arriba, con los pies colgando fuera de la cama y mi cuarto en posición de cruz... Mi cuarto se iluminó con unas luces blancas, me levante rápidamente y me asomé a la pequeña rendija que hay en la parte de arriba de una de las paredes de mi cuarto, en forma de alcantarilla, donde justo da a la altura del suelo de la calle. Observe que era el coche de mi padre, acababa de llegar. Espere a que se bajara, y me fije en que iba tambaleándose. Otra vez borracho. Con mucho esfuerzo y dedicación consiguió abrir la cerradura de casa y una vez dentro se cayó al suelo. Causando un gran estruendo en mi cuarto. Me dirigí apresuradamente a la puerta de mi habitación y cerré el pestillo que hay en la puerta. No sería la primera vez que tenemos una buena discusión con mi padre, por entrar ebrio a mi cuarto y empezar a decir sandeces y barbaridades. 
Me metí en la cama y me preguntaba una y otra vez, que es lo que hacía mi padre tanto tiempo fuera de casa, desde luego trabajar esta claro que no. 
Tras un rato de reflexión, decidí inocentemente, que al día siguiente le seguiría allí a donde vaya. ¿Qué esconderá mi padre?
Finalmente, se cerraron mis ojos del cansancio y caí en un profundo sueño.
Por fin en mis sueños, lo único bueno, el único lugar, donde soy feliz.


Bueno, esto ha sido todo por hoy. Espero que os haya gustado, dejarme vuestros comentarios y sobre todo suscribiros a mi blog y Twitter para seguir cada novedad sobre mi novela "Imperfecciones". Que tengas felices sueños, al igual que Ana.
¿Queréis saber que esconde el padre de Ana, lo que pasará en el próximo capitulo con su madre, o con Olivia y María? ¿Queréis conocer al nuevo personaje de la novela? Suscribiros y leer el próximo capítulo.
Cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia.
Mi capitulo, dedicado a Rubén, Cristina, Olivia y Lucas. Por inspirarme para completar los nombres de mis personajes. Un beso muy grande.

2 comentarios:

  1. Nora, campeona! Como le he dicho a María, eres una valiente, por emprender esta aventura y querer compartir todo lo que llevas dentro.
    Estamos deseando saber qué esconde Rubén, cómo se porta Cristina y qué pasa con Olivia y María. Eso será el próximo viernes, verdad?
    Dice Lucas que nuestro hamster se llama punky, "por si te sirve de algo".
    Estamos encantados de haber participado un poquito en esta aventura, Te deseamos muchísima suerte y un montón de visitas.
    Cristina

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  2. OMG NORA ME HA ENCANTADO EL PRIMER CAPITULO ¿QUE SECRETO GUARDARA EL PADRE ?Y QUE PERSONAJE NUEVO ENTRARA ? LA MADRE ES GILIPOLLAS PERO BUENO....ASDFGGHKLASJFDGASKLSJAFAJSSHAAFASAGJSS NO PUEDO ESPERAR A QUE SUBAS LOS SIGUIENTES CAPITULOS ME ENGANCHE A LA NOVELA DESDE QUE COLGASTE EL PROLOGO ESPERO CON ANSIA LOS DEMAS CAPITULOS , ESCRIBES GENIAL ME ENCANTA , ERES INCREÌBLE

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