jueves, 30 de enero de 2014

Imperfección (Prólogo)

Prólogo

Ana presionaba los filos afilazos de esa cuchilla contra su piel, su mano temblaba como el día en que hizo la recuperación de Filosofía. Se le pasaban miles de pensamientos por la cabeza,
¿Cómo había llegado ha esto? ¿Esto era lo correcto?
Quería acabar con todo, olvidar, perdonar, y que todos sus problemas finalizaran. Pero parecía todo demasiado fácil. Sus lágrimas apenas le dejaban ver la escena tan dramática que estaba interpretando; tirada en el suelo del baño, contra la puerta para evitar que su hermano pequeño o su madre entrara. El suelo estaba frío, tan frío como un coche cristalizado por el hielo, tras una noche larga y helada. La luz era tenue, apagada, lo suficiente para deprimirla más. Ana dudaba, más que dudar estaba aterrada, tenía miedo; ella no quería esto, simplemente deseaba ser feliz. En ese momento recordó lo que una vez le dijo su padre, tras un largo debate sobre el suicidio de los adolescentes de hoy en día: “El Suicidio es la forma más cobarde de afrontar la vida”.
Esas palabras retumbaban una y otra vez en su cabeza, como esos anuncios que tanto odia y que no sabe el motivo por el cuál se le quedan en la cabeza.
No pudo más, tras varios escalofríos, soltó la cuchilla. Decidió valientemente afrontar sus problemas, ya no tenía nada más que perder.
Ana salió del baño y chocó con Lucas, su hermano pequeño. - ¡Quítate enano! – gritó Ana.
Lucas le saco la lengua en forma de burla y corrió al baño, Ana se digno a ignorarle e irse a encerrarse en su cuarto como siempre hacía.
Ana escuchaba música, mientras que su madre entro precipitadamente a su cuarto sin llamar; Se sobre saltó y gritó a su madre - ¡¿No puedes llamar?! – Esto es una mierda – Pensó.
Ana vivía en su casa con su madre Cristina, su padre Rubén, su hermano Lucas y la sirvienta, Madeline. Era una casa de locos.

Estaba tumbada en la cama, dirigió la mirada a la pared y más tarde su cuerpo entero. Miraba el techo como si fuera el cielo lleno de estrella, algo inspirador y relajante. Se preguntaba tantas cosas, pero una cosa tenía clara: Esto era el principio del cambio. Hoy empezaba su batalla contra los problemas. –Yo puedo- se repitió 3 veces.
Se quedó pensando en todos sus problemas: Las extrañas salidas nocturnas de su padre, la poca dedicación de atención de su madre, la reciente roptura con el cerdo de su exnovio, su amor platónico, un nuevo amigo, el mimado de su hermano, sus malas notas, ver a su amiga tan felíz, ... 


Bueno, todo esto por hoy, subo un capítulo nuevo cada Viernes, seguirme en mi Twitter que teneis en los enlaces, y sobre todo si quereis saber más sobre la alocada vida de Ana, quedaros y visitar mi pequeña novela cada Viernes. ¡Un saludo muy grande! Espero que os guste ♥ 

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